DEBATEN QUÉ HACER CON SILOS URBANOS

 

Numerosas localidades tienen cerealeras que quedaron en sus áreas céntricas. 

Río Tercero, Villa María, San Francisco. La agrícola fue siempre la actividad económica central en cientos de pueblos y ciudades del centro, sur y este cordobés. En casi todos, las instalaciones para acopio de granos fueron surgiendo pegadas al tramo ferroviario que los atraviesa. Con el tiempo, esas áreas quedaron en el centro de cada localidad y no tardaron en aparecer conflictos entre la vida residencial y la productiva. 

Un centenar de casos similares podrían anotarse en el mapa cordobés. En varios, se plantearon ideas de relocalizaciones de los centros de acopio, pero en casi ninguno se concretaron. En la mayoría, al menos, se dictaron normas para no permitir que se sumen más.

Los motivos más frecuentes de controversia son el impacto ambiental y sanitario del polvillo que genera el movimiento de granos, más el uso y acopio de agroquímicos para su tratamiento, el ruido industrial, y el tráfico de camiones que involucra esa actividad. Todo eso ubicado a metros de los barrios.

Leones

En Leones, por ejemplo, la situación generó años atrás un intenso debate. La situación varió, en parte, aunque las cerealeras siguen operando en zona urbana. En 2010, hubo una movilización de vecinos, cansados del polvillo, la tierra y el tránsito de camiones. Alergias y patologías respiratorias eran señaladas como un mal común.

En el municipio destacan que se asfaltaron calles aledañas, lo que disminuyó la tierra en suspensión, y se restringió el tránsito de camiones. También que las cerealeras sumaron tecnología para evitar dispersión de partículas y ruidos molestos. El municipio firmó además una intención de compra de 42 hectáreas para crear un parque cerealero que saque del centro a acopiadoras y depósitos de agroquímicos. Pero ese parque no avanzó en los hechos: el costo de las mudanzas para municipio y empresas es admitido como justificación central.

Río Tercero

En Río Tercero, varias compañías acopiadoras funcionan en el predio ferroviario que atraviesa el centro. El mayor debate lo genera una planta que incluye una fábrica de aceites.

Ante la inquietud de vecinos, el Concejo Deliberante aprobó en 2009 una ordenanza que otorgaba cinco años de plazo para que se reubiquen todas esas instalaciones fuera del radio urbanizado. Esa norma vence este año, pero no será cumplida. El propio intendente, Alberto Martino, admitió que no intimará a ninguna de las empresas, apuntando que las mudanzas “son inviables” por razones económicas. Citó que no hay líneas de crédito accesibles a las que puedan acceder las empresas y que además el municipio no ha fijado aún un lugar para esas relocalizaciones. Ambos eran puntos asumidos hace cinco años.

El proceso, en realidad, fue a la inversa: más que reubicarse, varias de las acopiadoras se ampliaron en los últimos años.

Martino aseguró, de todos modos, que “hubo y habrá mayores exigencias”. Respecto de la aceitera dijo que deberá invertir “a corto plazo” para mejorar el ingreso de camiones y reducir la polución.

Río Tercero. Los silos asoman entre los barrios pegados al predio del ferrocarril, el cual atraviesa el centro de la ciudad. También hay una industria aceitera (La Voz).
Hernando

Hernando también tuvo controversias. Luego de quejas vecinales, el municipio aplicó algunas medidas. El intendente Jorge Yamul aseveró que “los controles son permanentes, del municipio y de Ambiente de la Provincia, que supervisa lo relacionado a polución y ruidos”.

Opinó que al igual que en muchos pueblos del interior donde la economía gira alrededor del agro, las cerealeras conviven con la gente desde hace décadas. Opinó que una relocalización no suena posible, pero acotó que desde 2001 no pueden sumarse nuevas acopiadoras al área urbana y que las existentes ya no pueden ampliarse. Yamul apuntó que “se siguen sugiriendo mejoras, porque suelen aparecer reclamos de vecinos”.

Villa María

Una empresa moledora de trigo se instaló hace casi un siglo junto al ferrocarril, en Villa María, cuando el sector no estaba urbanizado. Hoy se encuentra rodeada de viviendas y de uno de los colegios más concurridos.

Ha generado reclamos por voladuras de chapas y por emisiones de cascarilla de trigo. Hubo actuaciones del municipio y reuniones para consensuar medidas. La municipalidad asegura que los controles de filtros para evitar la polución se hacen periódicamente. La falta de una playa más amplia en el predio suele generar problemas de tránsito por la acumulación de camiones en su ingreso.

La firma compró tres hectáreas en el parque industrial en 2010, pero sigue operando en el centro. En el nuevo predio, en cambio, construye una planta para fabricación de balanceado, luego de que el municipio le negara la habilitación para esa actividad dentro de la ciudad.

San Francisco

En 2010 se presentó en el Concejo Deliberante de San Francisco un proyecto para debatir el traslado de las acopiadoras de cereales. Tuvo repercusión, pero no avanzó. Los inmensos silos de hierro rojizo que emergen sobre la avenida 25 de Mayo, principal arteria céntrica, conforman el paisaje urbano que ya identifica a la ciudad.

El viejo molino Meteoro data de 1892 y junto al San Francisco, instalados junto a las vías, fueron pilares del desarrollo económico inicial de la ciudad. Décadas atrás, el predio del ferrocarril se trasladó al sur del ejido urbano para brindar más dinamismo a la ciudad, pero los molinos quedaron.

La idea que se debatía era negociar con los propietarios su relocalización, pero manteniendo en pie los silos como parte de la identidad urbana, aunque reciclados y con otra función. Del tema no se volvió a hablar.

Fuente: lavoz.com.ar