LOS CHICOS ESCRIBEN...LOS GRANDES TAMBIÉN

07.07.2010 20:55

EL SIGUIENTE CUENTO FUE ENVIADO POR UNA EX ALUMNA DE LA ESCUELA Nº 657 QUE HOY NOS ACOMPAÑA COMO MAMÁ.

¡GRACIAS RITA!

 

Ocurrió como en los cuentos, allá, en un lejano lugar donde reinaba la esperanza; una bella niña pequeña nació con ojos hermosos y carita rosada, era una pequeña princesita iniciando su vida en el Castillo “La Ilusión”.

Todo se desarrolló armoniosamente mientras la princesa crecía.

Le gustaba ser buena, tenía un gran corazón, ayudaba a las personas, a los animales, a todos los que necesitaban su ayuda; ella quería un mundo mejor, sin guerras, un mundo de paz.

Era libre como los pájaros y a su alrededor sólo se sentía el amor; en su corazón no había maldad.

Su confidente era un ángel muy hermoso, con ojos divinos, cabellera larga con rizos dorados, él hacía que la vida de la niña fuera más feliz.

Cierto día la princesita viajó al país de los sueños para explorar e indagar, para descubrir si su sueño se podía cumplir. Su sueño no era fácil, consistía en encontrar la paz y la felicidad para todo el mundo.

Al tiempo regresó de su viaje, triste y cansada porque no había conseguido lo que buscaba.

Desilusionada recorrió su pueblo y vio que la gente seguía sufriendo.

Apareció un príncipe que le propuso matrimonio, pero ella lo rechazó, a él y a otros que le luego le hicieron la misma propuesta.

Mientras desesperaba por no conseguir su sueño apareció otro príncipe que le dijo compartir ese anhelo, le dijo que la amaba y que le ayudaría a alcanzar el objetivo que tanto soñaba. Entonces ella se casó con él, le ofreció su reino y todo su amor.

Pero el príncipe era malo, no conocía el amor, ni quería la felicidad para otros, sólo pensaba en sí mismo; así que en poco tiempo, ella se alejó de él.

Buscó entonces a su amigo, el ángel, quien la recibió con los brazos abiertos y con dulzura le hizo comprender que la vida está llena de cosas buenas y malas, que no es necesario ir lejos para encontrar la felicidad; que la paz se encuentra en la sonrisa de un niño, en el beso de una madre, en las cosas simples de la vida; y que siempre debemos escuchar al ángel que vive en nuestro corazón y esperar que todos los sueños se cumplan…

Sólo basta con detenerse a ver la Tierra que nos da sus árboles con sus frutos, el canto de los pájaros; poder observar , disfrutar todo eso y valorarnos es un paso importante para comenzar a ser felices.

                                                                                RITA SUSANA AGUILAR.

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