En cada trabajo sanitario que se precie, se echa mano de los registros epidemiológicos que reflejen la situación estudiada en campo.
Pero… en Argentina no hay epidemiología de muchas cosas. La que existe, ¿es fiable?
Con los agrotóxicos hemos constatado que en el centro médico adonde se van a atender las personas que trabajan con fitosanitarios o que viven junto a las fumigaciones, atacados de alergias, asmas, erupciones, problemas neurológicos, irritación de ojos apenas han sido impactados por un agrotóxico, se retacea la información por miedo a tener represalias laborales del dueño del establecimiento en el cual trabajan.
Así, en el momento en que en la ficha epidemiológica que se logró construir en algunas zonas se les pregunta si acaso han tenido contacto con algún producto fitosanitario, o si han lavado la ropa de sus maridos que han venido de fumigar, los enfermos se ponen alerta y responden que si dicen la verdad, a sus maridos los echan.
De este modo, ¿cómo construir epidemiologías fiables? Y por extensión, ¿qué otros datos, en otros problemas ambientales, son falseados, negados u ocultos? ¿Qué realidad no vemos debido a que esa epidemiología no existe o es adulterada?
Indudablemente hay allí un punto ciego que puede costarle la salud y la vida a miles de compatriotas, y por añadidura, que deja libre el camino a prácticas peligrosas de fumigaciones, vertidos, o uso de sustancias de riesgo, porque, total “no hay epidemiología que señale que existe un peligro”
¿Pasará a constituir un mito urbano / rural la contaminación por pesticidas? ¿Es éso lo que buscan sus fabricantes y aplicadores, los funcionarios que invisibilizan el problema y los médicos que “no tienen tiempo” –además- para llenar la ficha? ... un fantasma, sin embargo, que vive y colea.
Lic. Silvana Buján
BIOS Argentina
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