Defensor del Pueblo intercede ante autoridades competentes de Santa Fe con motivo de fumigaciones con Agrotóxicos realizadas a escasos diez metros de la planta urbana de la ciudad de Firmat.
Hecha la denuncia por un ciudadano, arriba al lugar el dueño del predio fumigado acompañado por Inspector Municipal que certifica que la fumigación está en regla y debidamente autorizada, por lo cual ordena continúen con el procedimiento.
Posteriormente, el Diario La Capital de Rosario publica la denuncia y describe el evento.
Luego, con cuidado y meticulosidad extrema el Defensor explica lo que ya sabemos todos desde hace veinte años:
· Que los fumigadores violaron todas las imposiciones de la Ley santafesina 11.273 (hermana gemela de la 6.312 santiagueña).
· Que amasijaron prolijamente derechos y precauciones que impone la Constitución Nacional.
· Que exhibieron su acostumbrada dosis de desobediencia y soberbia.
Entonces…, se enojó y dispuso:
Recomendar a la Secretaría de Regiones, Municipios y Comunas de la Provincia de Santa Fe, inste a los entes municipales y comunales al inmediato dictado de las ordenanzas respectivas a los fines de la delimitación de las plantas urbanas para garantizar los más altos estandares de protección a la salud y al medio ambienteeeeeeeee.
Lindo ¿no?
REFLEXIONES:
¿Dónde estuvo ese Defensor los últimos 10 años, por lo menos?.
Toda la parafernalia de artículos, disposiciones y demás que enumera, ¿estaban vigentes antes de…?.
El Defensor del Pueblo ¡recomienda!!! y lo hace solo cuando un medio gráfico recoge y mediatiza la denuncia. Digo…, porque estas prácticas agrícolas suceden permanentemente en forma silenciosa y sistemática en todas las provincias, ¡con respectivos ufanos Defensores!.
Las Autoridades Municipales (una vez más) declararon explícitamente su complicidad con el Fumigador, ignorando al denunciante y ordenando al infractor continúe el procedimiento.
¿Donde estaba entonces, y está ahora (porque preso no está, ni fue aludido) el Ingeniero Agrónomo que firmó la siniestra Receta Agronómica que, por su orden, se ejecutó?.
¿Podrán determinarse fehacientemente y con garantía de trazabilidad calidad, cantidad y mezclas de los tóxicos asperjados?
¿Por qué no funcionaron “todos” los controles que rigurosamente describe la Ley santafesina, iguales a la de su hermanita santiagueña?
No soñemos más. Nuevamente, operarán las trampas políticas, burocráticas y empresariales (que siguen activas); el Defensor declarará su impotencia, ya que es un mero mediador; el tiempo hará su trabajo sobre las memorias colectivas y los sojeros se matarán con la risa que les deviene tras burlar nuestras Instituciones con impunidad garantizada.
¿Que deberíamos agradecer, en vez de enojarnos?
No sé. ¿Qué opina usted de los que deberían cuidarnos y no lo hacen, o lo hacen tarde y a medias, u obligados cuando la presión de la gente supera a la de sus jefes políticos…?