Antártida contaminada
Entrevista a Julieta Pepino, Lic. en Química, becaria doctoral del CONICET
por Adrián Hernandez
adrian11hernandez@gmail.com
AUDIO: Entrevista a Julieta Pepino, por Adrián Hernandez
https://www.youtube.com/watch?v=OnonKBcf6uI&feature=player_embedded
Tres investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba encontraron contaminado con
endosulfan y clorobenceno el aire de la Antártida y del mar argentino, aunque reconocen que la cantidad de pesticida hallado no es “grave”.
Las muestras de aires se recogieron mientras el buque oceanográfico Puerto Deseado desarrollaba la campaña de verano, en febrero y marzo de este año. El buque científico partió desde Ushuaia hacia el norte de las Islas Shetland del Sur y el oeste de la península antártica, las Islas Orcadas del Sur. Desde allí, la embarcación, en la que se realizaban además otras actividades promovidas por el CONICET, regresó a Ushuaia y navegó hasta Mar del Plata para terminar con el muestreo del aire marítimo.
Los investigadores zarparon con la idea de que “algo podía haber”, por las características de los compuestos que son contaminantes orgánicos persistentes (COP’s), tóxicos, bioacumulables en la cadena alimenticia y transportables a lugares remotos del planeta por los vientos.
“Lo que más encontramos es endosulfan y clorobenseno, conocido como lindano. El lindado es uno de los más usados en el tratamiento de la soja”, relata la becaria de doctorado del CONICET e integrante del equipo de investigadores, Julieta Pepino.
“Todos son contaminantes y, según el período de exposición, pueden provocar diferentes enfermedades, incluso, llegar hasta el cáncer. No es que dependa de cuál es el pesticida en particular, son todos tóxicos.
En la zonas antárticas, se encuentran concentraciones de aproximadamente mil veces menores que en Córdoba, por lo que no es tan grave, pero ya existe. A medida que nos aproximamos al continente, se nota la influencia de la actividad humana. Por ejemplo, las concentraciones que encontramos en Buenos Aires de endosulfan, en particular, son quinientas veces mayores que las de la península. La influencia de las emisiones del continente, principalmente, de la Argentina, que está más cerca, es el principal factor.
También encontramos algunos tipos de PCB’s, bifenilopoliclorados. Son compuestos que se usan en actividades industriales, en insecticidas, plastificantes. Estos tienen efectos sobre la salud. Son solubles en grasas y se acumulan en los tejidos del hígado y del cerebro, y afectan, por ejemplo, al neurodesarrollo y pueden provocar cáncer”.
El equipo de científicos, Gustavo Argüello, Martín Manetti y Julieta Pepino, advierte en su informe que varios plaguicidas organoclorados fueron “prohibidos o restringidos” en sus usos en áreas industrializadas. Sin embargo, varios países del hemisferio sur continúan con su aplicación, y no se dispone de un “estricto control” sobre su acción o disponibilidad.
La provincia de Córdoba está particularmente afectada. Una extensísima parte de su superficie se destina a actividades agropecuarias, donde se usa extensivamente los COP’s para el control de plagas, buscando el mejoramiento en la productividad.
El efecto de estas emisiones en la provincia y en el resto del hemisferio hace que, aun en la Antártida donde no hay agricultura, ni insectos, la presencia de COP’s sea detectable, debido, exclusivamente, al transporte atmosférico de largo alcance.
El endosulfan I constituye uno de los plaguicidas más vendidos en la Argentina, y su utilización se extiende al cultivo de cereales, algodón, plantaciones de frutas, té y café por su efectividad sobre un amplio espectro de insectos y ácaros. Son innegables los beneficios que proporcionan los plaguicidas en la producción agrícola, reconocen los investigadores. No obstante, se preguntan ¿cuál será el impacto que estos contaminantes tendrán en estos sistemas extremos?; y reclaman que estas actividades sean “direccionadas y focalizadas” hacia un entendimiento más integrado de sus consecuencias, ya que pueden incluir contaminantes orgánicos persistentes en ecosistemas tan delicados como las regiones polares.