Publicado en diario UNO –
martes 2 de febrero –
Las malformaciones en ejemplares de especies nativas son inocultables
En un grave grito de advertencia de la ciencia contra el sistema sojero, cinco
científicos de la región aseguraron que el modelo se basa en la
destrucción sistemática de la naturaleza y subrayaron los riesgos de
la vida humana.
Un informe sobre las respuestas de sapos y ranas a los agrotóxicos
muestra que los cocteles de sustancias químicas conque se rocían los
campos de Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires,
principalmente, no son inofensivos como sostienen las multinacionales
que los patentan y que monopolizan el mercado.
Accedimos a las advertencias del estudio regional a través del
entrerriano Rafael Lajmanovich, que investiga la relación sistema
agrario / anfibios y anuros desde hace varios lustros y que en este
caso firma la investigación con otros cuatro colegas de la Universidad
Nacional del Litoral.
Los expertos difundieron sus estudios en un ensayo titulado “Los
agroquímicos y su impacto en los anfibios: un dilema de difícil
solución”. Allí no se circunscriben al glifosato (sustancia que mata
todas las hierbas con excepción de las preparadas para resistir a su
embate, como la soja), pero sí se detienen en el glifosato por su
presencia arrolladora en los cultivos actuales, con predominio del
poroto.
“El herbicida glifosato es el químico más controvertido del modelo
productivo de los OMG (organismos genéticamente modificados) y en la
Argentina tiene un uso declarado de aproximadamente unos 00 millones
de litros”, recuerda el informe.
Luego de enumerar las comprobaciones de los efectos teratogénicos
(formación de monstruos) y cancerígenos de algunos químicos, y la
toxicidad del glifosato, bajo distintas marcas, los especialistas
subrayan: “el efecto directo del glifosato en los mecanismos iniciales
de la morfogénesis de los embriones de vertebrados originaría
preocupaciones sobre los resultados clínicos de la descendencia humana
expuesta en los campos agrícolas”.
Entonces, la reflexión final lapidaria: “los organismos
gubernamentales y organizaciones civiles tendrían que tender a
promover investigaciones que tengan en cuenta el desarrollo
sustentable y
la búsqueda de alternativas ecológicamente sostenibles como motor de
la economía argentina. Pero sin perder de vista que, por definición,
este progreso tiene que asegurar para las
generaciones futuras todos los servicios ambientales y componentes de
la naturaleza (principalmente su biodiversidad) así como sus pautas
culturales ancestrales. Considerando que en los actuales modelos
productivos-industrializados, el denominado ‘desarrollo sustentable’
se basa en la destrucción sistemática de los ecosistemas, en la
disminución de la biodiversidad y en
un enorme aporte energético de plaguicidas y fertilizantes que son
una contradicción en sí misma de este precepto”.
Con semejante alerta, firmada por los que más estudiaron la incidencia
de los químicos
en los animales y en particular sobre los embriones, no habrá modo de
eludir la responsabilidad de políticos, grandes empresarios y
profesionales sobre la continuidad de un sistema
de altísimo riesgo como el sojero.
Efectos colaterales
El estudio fue publicado en la revista QuímicaViva de diciembre de 012
por Rafael C. Lajmanovich, Paola M. Peltzer, Andrés M. Attademo y
Celina M. Junges, todos investigadores del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y miembros de la
Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias
Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral –UNL-, y Mariana C.
Cabagna Zenklusen que también pertenece a esa cátedra.
Los investigadores buscaron reseñar “la problemática ambiental
relacionada con la aplicación de agroquímicos, en particular con
respecto a su impacto sobre organismos no-blanco como los anfibios
anuros de la región centro-este de la Argentina” (lo que en
denominaríamos “efectos colaterales”).
Detallaron las formas de detectar la presencia de estresantes
ambientales y su importancia como herramientas en los programas de
monitoreo para la protección de la fauna silvestre, y al final
entregaron sus aportes en la discusión en torno del “polémico
herbicida glifosato y las perspectivas para las generaciones futuras”.
La UNL y la UNER
Entre los estudios realizados por la Cátedra de Ecotoxicología de la
Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, el informe recuerda que
el grupo de investigación con sede en esa Cátedra es precursor en la
región centro-este de la Argentina en la caracterización del riesgo
ambiental de los agroquímicos utilizados masivamente sobre larvas y
adultos de anfibios.
“Para hacer un breve resumen, desde el año 998 que estudian el efecto
de herbicidas como el paraquat sobre larvas de anfibios y realizan
evaluaciones sobre la inducción que produce el insecticida
cipermetrina en el desarrollo de procesos apoptóticos (muerte celular
programada) de las células nerviosas. Los trabajos fueron realizados
en colaboración con la Facultad de Bioingeniería de la Universidad
Nacional de Entre Ríos”.
“Igualmente, comprobaron la acción del herbicida glifosato en la
producción de modificaciones morfológicas y etológicas
(comportamiento), el poder genotóxico del insecticida endosulfán e
inhibitorio de los niveles enzimáticos de B-esterasas del fenitrotión.
Recientemente demostraron, por primera vez para las larvas de
anfibios, que distintas formulaciones comerciales de glifosato
inhiben la actividad de las enzimas colinesterasas y de stress
oxidativo (butirilcolinesterasa, BChE; acetilcolinesterasa,
AChE; carboxilesterasa, CbE y glutation-s-tranferasa, GST) y
corroboraron la toxicidad diferencial de distintas marcas comerciales
de este producto. Asimismo, han caracterizaron los niveles basales de
BChE,
AChE y CbE en diversas especies de anfibios y reptiles representativas
de los ecosistemas regionales. Cabe mencionar, que estos estudios son
los primeros en Sudamérica en utilizar metodologías no destructivas y
técnicas de reactivación in vitro en estos vertebrados”.
“Recientemente, también demostraron la interferencia de plaguicidas
organofosforados
(OFs) (fenitrotión) y fungicidas (trifloxistrobin) en las
interacciones depredador-presa”.
“Por otra parte, en 005 señalaron la implicancia de los anfibios en el
control biológico
de plagas dentro de los cultivos de soja, situación que los expone
directamente a los agroquímicos y los hace excelentes modelos de
estudio para sus efectos a campo. De la misma forma,
han permitido establecer la variación intraespecífica e
interespecífica respecto de parámetros de estructura poblacional y de
comunidad de anfibios en cultivos de soja, arroz y fragmentos de
bosques nativos, así también han determinado el efecto de la
eutrofización (aumento de materia orgánica producido principalmente
por el uso masivo de fertilizantes) de lagunas agrícolas sobre el
estado de salud y supervivencia en larvas de anfibios”.
“En último lugar, luego de diez años de muestreo realizaron la primera
compilación sobre
anormalidades de anuros para la Argentina y observaron la relación de
este fenómeno, respecto de los ambientes con actividad antrópica
intensiva (suburbios y cultivos)”.
Residuos de plaguicidas
El informe señala otras puntas del ovillo, para determinar las
consecuencias nocivas de los químicos de las pulverizaciones, en la
reproducción.
Veamos una de las líneas de investigación: “en las provincias de Santa
Fe y Entre Ríos hace varios años que se vienen detectando residuos de
plaguicidas en vertebrados de la fauna autóctona (peces y anfibios).
Se destaca el hallazgo del insecticida clorado endosulfán, que con un
rango de --9 ng/g se encontró en el 2,, % de los anfibios evaluados
(rana criolla, Leptodactylus latrans; rana chaqueña, L. chaquensis;
rana del zarzal, Hypsiboas pulchellus y sapo buey, Rhinella
schneideri). Este escenario es muy peligroso ya que el endosulfán
tiene efectos estrogénicos y autores como Park y colaboradores
demostraron que bajos niveles de endosulfán interfieren en los
mecanismos ferohormonales de anfibios urodelos (salamandras)”.
“Posteriormente, Lajmanovich y colaboradores comprobaron su efecto
mutagénico para las larvas de anfibios y Peltzer y colaboradores
hallaron residuos de endosulfán en cuerpos de agua de Entre Ríos por
sobre los límites de protección para la fauna acuática de la
Argentina”.
Lluvias fatales
“Estudios realizados a campo, en cuerpos de aguas someros de la región
pampeana de la
República Argentina, mostraron que algunos de los agroquímicos de uso
frecuente en los cultivos de soja causan, en sectores puntuales y
períodos limitados al momento de su aplicación y
posteriores lluvias, mortalidad de invertebrados, peces y larvas de anuros”.
El informe hace referencia a concentraciones de cipermetrina, el
insecticida clorpirifós y
del glifosato, y recordaron que expertos de la zona hallaron en
algunas regiones intensamente cultivadas del país que dos de los
insecticidas más ampliamente usados (cipermetrina y endosulfán) “eran
detectados en sedimentos, partículas en suspensión y agua en
concentraciones que exceden los niveles permitidos para la protección
de la vida silvestre. Cabe destacar que el endosulfán y sus productos
formulados son considerados por la Agencia de Protección Ambiental de
los Estados Unidos (USEPA) como sustancias altamente peligrosas. El
uso de este insecticida ha
sido prohibido en la Comunidad Europea, Colombia, Belice y Singapur”,
subraya el estudio del Conicet. “Además, tiene un uso restringido en
muchos otros países por su comprobada potencialidad mutagénica,
teratogénica y cancerígena.
Recientemente, también ha sido prohibido en la Argentina (resolución
SENASA Nº 11//011)), no obstante esto, el propio organismo da permiso
a las empresas hasta el ºº de julio de 013 para comercializar los
remanentes de mercaderías que tengan en depósito”.
Glifosato y ácido retinoico
“A nivel mundial existen alrededor de 00 citas de trabajos científicos
sobre su toxicidad (glifosato) en distintos modelos animales (de
laboratorio y de vida silvestre). Específicamente, sobre sus
efectos en especies de anfibios locales, podemos destacar un trabajo
de Lajmanovich y colaboradores que describe malformaciones
morfológicas externas (craneofaciales, bucales,
en los ojos y curvatura de la aleta caudal), además de efectos sobre
el esqueleto hiobranquial (alteraciones en la estructura cartilaginosa
por disrupción en la formación de colágeno) en
renacuajos de una especie de rana ampliamente distribuida en la
Argentina expuesta a dosis sub-letales de glifosato”.
Los especialistas no andan con rodeos en el informe publicado por
QuímicaViva. “Los monitoreos continuos realizados para evaluar el
impacto de los agroecosistemas sobre la fauna silvestre de las
provincias con mayor producción de soja de la Argentina (Córdoba,
Santa Fe y Entre Ríos), permitieron realizar la primera recopilación a
campo en Latinoamérica sobre la incidencia de malformaciones en
anfibios. En las conclusiones de este trabajo se hace una concreta
mención al posible efecto del ácido retinoico como una de las causas
de estas teratologías (malformaciones); que sin lugar a duda ya están
empezando a manifestarse en la naturaleza y dejaron de ser, como
algunos autores opinan, meras especulaciones experimentales. Cabe
mencionar que Paganelli y
colaboradores demuestran el mecanismo por el cual el glifosato provoca
efectos teratogénicos en vertebrados (malformaciones craneofaciales
que incluyen a los cartílagos branquiales y ceratobranquiales, además
de acortamiento del tronco embrionario, entre otros resultados que se
vinculan con el incremento del ácido retinoico)”.
“En relación con lo publicado por estos autores, el efecto directo del
glifosato en los mecanismos iniciales de la morfogénesis de los
embriones de vertebrados originaría preocupaciones sobre los
resultados clínicos de la descendencia humana expuesta en los campos
agrícolas”.
La pobreza verde
Al colocar el problema en su contexto, se lee en el informe: “Uno de
los mayores desafíos
a nivel mundial es el de lograr un uso racional de los insumos
químicos que sustentan a los sistemas productivos. Esta dependencia de
los agroquímicos se incrementó, en forma exponencial, en la denominada
‘revolución verde’ de la década de 960.. En esos años, se especuló que
se iba a terminar con el hambre en el mundo, lejos de cumplir su
cometido; aun hoy, y luego de décadas de mejoramientos genéticos de
las semillas (nosotros le colocaríamos comillas a la palabra
mejoramientos) y de la aparición de los organismos modificados
genéticamente (OMG), se considera que los aumentos en toneladas de
granos no solucionan esta pandemia. Esa situación ha sido reconocida
por una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo
(Nature), que en su editorial de julio de 010 se pregunta ¿Cómo
alimentar a un mundo hambriento? y admite que la ciencia y la
tecnología, por sí mismas, no son una panacea para liberar a la
humanidad del hambre, su causa es la pobreza, no la falta de
producción de alimentos”.
Daniel Tirso Fiorotto
De la Redacción de UNO
La ciencia y la tecnología no son una panacea para liberar a la
humanidad del hambre, su
causa es la pobreza.
El efecto del glifosato en la morfogénesis de embriones originaría
preocupaciones sobre
la descendencia humana.
Hallaron residuos de endosulfán en cuerpos de agua de Entre Ríos por sobre los
límites de protección de la fauna.