Córdoba: La Federación Agraria Argentina apoya a los productores imputados de contaminación dolosa
Claudio Lowy Buenos Aires, 14 de junio de 2012.-
Hoy hay dos sistemas agroalimentarios en pugna:
· Por un lado, el sistema de monocultivo extensivo con agroquímicos, del cual el sistema transgénico es sólo el último eslabón.
· Por el otro, el sistema que integra la agricultura familiar, la vía campesina y los diferentes sistemas agroecológicos, que tiene emprendimientos que se sostienen a pesar de los ataques sistemáticos que padecen, y está en permanente conformación, articulación y crecimiento.
El objetivo de estos escritos es mostrar las mentiras, los engaños, los ocultamientos y las tergiversaciones del discurso de los que promueven y/o se benefician con el sistema de monocultivo extensivo con agroquímicos, incluido el transgénico, que sólo para abreviar es denominado aquí “discurso sojero transgénico”.
En este séptimo texto analizo las argumentaciones de la defensa corporativa de los productores cuando algunos de ellos son imputados de envenenar o instigar el envenenamiento de la población y/o del ambiente.
El discurso de los productores sojeros
El 24 de mayo la filial Córdoba de la Federación Agraria Argentina (FAA), por resolución de una asamblea de más de 120 asociados, manifestó su apoyo a los productores imputados de instigar al delito de contaminación ambiental por pulverización con pesticidas en el barrio Ituzaingo Anexo, en la ciudad de Córdoba; y como autor del delito de contaminación ambiental reiterada al piloto aeroaplicador Edgardo Pancello.
En el comunicado de prensa afirman que:
“Las pruebas que llevaron a imputar a Parra y Gabrielli son muy escasas y poco contundentes”;
Y brindan su apoyo a los productores imputados, expresando su “preocupación” porque podrían recibir una condena de hasta 25 años de prisión.” Y que las imputaciones crean malestar entre los productores porque podrán sentar un precedente para nuevas acusaciones.
No conformes con ello, creyeron necesario explicitar aún mas su postura, y se manifestaron con un “tractorazo” en las inmediaciones de los Tribunales Federales I en apoyo a los productores imputados.
Es claro que si pensaran que las pruebas son muy escasas y poco contundentes, no tendrían problemas en que el juicio se lleve adelante, ya que la causa se caería con facilidad y ellos saldrían fortalecidos.
Para que fuera posible llegar a esta instancia procesal de juicio oral y público, los pobladores, motorizados sobre todo por las Madres del Barrio Ituzaingó, debieron demostrar muchas cosas, a través de exposiciones, denuncias, tomas de muestras, pedidos de inspecciones.
Entre muchas otras cuestiones, se acreditó en la acusación que:
· Vecinos de Bº Ituzaingó Anexo y profesionales de la salud del dispensario de dicho barrio declararon y coinciden en afirmar que el día 01/02/08, en horas de la mañana, escucharon y vieron sobrevolar a baja altura una avioneta de color amarillo en los campos colindantes al barrio, que sintieron un fuerte olor y sabor amargo en la boca que les hizo picar la garganta y la nariz y les produjo ardor en los ojos
· La pericia química practicada en las muestras de soja y duraznos levantadas en el campo perteneciente al imputado Francisco Rafael Parra y en la soja obtenida del campo explotado por el coimputado Jorge Alberto Gabrielli mostró que en las muestras de soja se detectó la presencia glifosato y de endosulfán, mientras que en las de duraznos se encontró endosulfán, lo que muestra sin lugar a dudas que en esos campos se fumigó con esos productos.
· El mismo día inspectores municipales elaboraron un informe que da cuenta el informe que da cuenta de las entrevistas a varios vecinos de barrio Ituzaingó Anexo quienes en forma coincidente les refirieron haber visto una avioneta sobrevolando el sector, y que dichos funcionarios públicos también percibieron un fuerte olor ácido, atribuyéndolo probablemente a algún compuesto químico usado para la fumigación de fecha 1/02/08 realizado por los inspectores municipales
· Existen informes científicos que señalan que el glifosato puede producir ardor, irritación y acuosidad en los ojos, nariz y garganta, mientras que el endosulfán puede ocasionar ardor de ojos y picazón de garganta; síntomas que resultan coincidentes con los que relatan lo sentidos por los testigos.
· Testigos oculares brindan una descripción de la avioneta que realizó las pulverizaciones y de otra que la acompañaba, que coinciden en descripción y color con dos aeronaves registradas según informes oficiales a nombre del aeroaplicador imputado.
Como dice el fiscal de la causa, todos estos son indicios graves, precisos y concordantes entre sí que permiten afirmar –con el grado de probabilidad exigido para esta etapa del proceso – que el día primero de febrero de dos mil ocho, en horas de la mañana se fumigaron en forma aérea los campos explotados por los imputados Parra y Gabrielli utilizando los agroquímicos endosulfán y glifosato sin respetar la franja de resguardo que debe observarse con relación a la población urbana establecida por el Art. 58 de la Ley nº 9.164 de Agroquímicos de la Provincia de Córdoba.
Una georeferencia elaborada por las Madres del Barrio y el equipo de atención primaria de la Municipalidad de Córdoba, muestran con claridad que los casos de cáncer se concentran en las zonas más cercanas a los predios fumigados. Y en el 2010 ya se tenían detectados 169 casos.
Responsabilidades públicas y privadas
En otras oportunidades se describieron las responsabilidades del sector público en el envenenamiento de la población afectada: a nivel Nacional, del SENASA y el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación; también las responsabilidades de los ejecutivos y legislativos provinciales y de los gobiernos locales. Allí es donde están las tres llaves de paso públicas que tienen que estar abiertas para que la deriva de los pesticidas dañe a la gente y a los ecosistemas.
Hoy las declaraciones y protestas corporativas de los asociados a la Federación Agraria Argentina por el enjuiciamiento de algunos productores, transparenta aún más que muchos de ellos son, con un alto grado de probabilidad, responsables del envenenamiento que están padeciendo las personas que sufren la deriva de sus pulverizaciones con estos venenos. El juicio para determinar esa responsabilidad es el primero, costó mucho esfuerzo durante mucho tiempo de las personas involucradas, está muy bien y es esperanzador que por fin se lleve a cabo. La solidaridad corporativa de los productores sojeros sólo muestra la responsabilidad de todos ellos.
Claudio Lowy
Ing. Forestal - Master en Desarrollo Humano Sostenible
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