Boari dijo que las fumigaciones se producen al lado de una escuela en plantaciones que fueron de soja , luego de maíz y de avena, y agregó que él ha hecho la denuncia judicial. La Policía ha constatado el tema y también tienen la denuncia en Fiscalía, indicó.
Precisó que los campos fumigados se encuentran al lado de la escuela número 112, “El Viejo Pancho”, ubicada a unos 20 kilómetros al este de Gualeguaychú.
“Cada vez que fumigan hay una mortandad, digamos de 40 lechones, y eso después sigue”, dijo Boari, quien agregó que en total estima que en los últimos años perdió unos 800 lechones, y estimó la pérdida en centenares de miles de pesos.
“Está sembrado de avena, usted puede ir y presenciar la fumigación que hubo, esto viene de hace varios años”, dijo a radio Máxima.
Agregó Boari que “es muy difícil investigar a los aviones, pero al lado de la escuela fumigan con una máquina de arrastre, con un tractor”.
Precisó que “ellos están fumigando a treinta metros de mi dormitorio, de mi casa. Aprovechan a fumigar los fines de semana, cuando la maestra no está. Yo tengo 30 chanchas madres, dos pariciones por año y los lechones se mueren cuando empieza el destete. Hoy tengo unos cien lechones que comen tres bolsas de maíz por día, a un valor de 70 pesos por bolsa”.
Boari manifestó que “yo llegué y puse 90 árboles, y calculo que quedan 40. Si planto un árbol, a los 20 días se me seca. Como es veneno, es una muerte lenta. Usted lo puede notar en las gallinas, que mueren flacas. Y las cerdas abortan o paren los lechones muertos. Y cuando llueve se levanta más el veneno. Llueve y aparecen animales muertos, lechones, gallinas, patos. Hoy estoy pidiendo alguna solución”.
Dijo también que “una veterinaria analizó un animal muerto, y comprobó que los animales van adelgazando hasta morirse, están todos enfermos, ni pelos le quedan”.
En cuanto a los lechones, dijo que “en abril suspendí la venta, porque es un peligro. Es de lo que yo vivo.Ellos sembraron a un metro de los chiqueros, y por la pendiente el agua llega hasta los chiqueros y los lechones toman esa agua contaminada”.
“A veces las lechonas van caminando y se le caen los lechoncitos…no se dan cuenta que están pariendo antes de tiempo”, ejemplificó.
“ De 188 que nacieron quedaron 50 de este año”, dijo el productor, quien insistió en que “yo no puedo vender lechones hoy porque yo no estoy para matar a nadie”.
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