Marcos Juárez.- Cuatro de cada diez personas que viven en cercanías de silos que almacenan granos posee problemas respiratorios y, eventualmente, alergia, debido a la emisión de polvo de soja, trigo y maíz. Este es el resultado de un estudio realizado por científicos y profesionales, varios de los cuales se desempeñan como docentes en la Universidad Católica de Córdoba.
El trabajo, que fue publicado en español y en inglés en una revista científica de alergia e inmunología, fue realizado en esta ciudad cordobesa, ubicada a unos 140 kilómetros al oeste de Rosario. En rigor, es el primer estudio que se hace en esa ciudad respecto del acopio de granos y las posibles afecciones que puede ocasionar la liberación de material particulado.
Marcos Juárez, al igual que otras poblaciones de esta región agrícola por excelencia, posee las plantas de almacenaje en cercanías de algunos barrios. Esto comenzó a ocurrir en los años 70 cuando las cooperativas comenzaron a construir sus propias plantas en lugares alejados que, posteriormente, el desarrollo urbano las dejó rodeadas de casas.
A esta situación se llegó como consecuencia de la falta de planeamiento urbano. El estudio determinó que el polvillo que se libera cuando se producen tareas de carga, descarga, secado y limpieza de granos es causante de enfermedades respiratorias y reacciones alérgicas a personas sensibles, fruto de la contaminación del aire.
"Medir los efectos del material particulado sobre los humanos fue el objetivo de este trabajo. Por esa razón se estudiaron a personas expuestas a las tareas y vecinos cercanos a plantas de silos", explicó el titular de la cátedra de Toxicología Ambiental de la Universidad Católica de Córdoba, Daniel Lerda. El estudio consistió en entrevistar a 129 personas de uno u otro sexo (90 varones y 39 mujeres), residentes cercanos a una planta de acopio de Marcos Juárez. Luego seleccionaron a 67 que manifestaron tener algunos de esos síntomas y se agruparon de acuerdo a la cercanía del lugar a estudiar.
Estas personas fueron sometidas a muestras de sangre para estudiar la inmunoglobulina E (IgE) específica para polvo de soja, trigo y maíz por el método Rapid East (Kallestad Allercoat Rapid East Conjugate Pack), en tanto que a otras 34 se les hizo un test cutáneo con antígenos específicos en un laboratorio de Córdoba. Una de las conclusiones a las que llegó el estudio es que las personas que manifestaron tener problemas en la función respiratoria relacionadas con el polvo, la positividad del IgE y del test cutáneo fue independiente de la distancia de los silos, según las categorías estudiadas.
El hallazgo más importante -explicó Lerda- es que el polvo de maíz "posee una importante actividad alérgica". El trabajo determinó que cuatro de cada diez personas posee problemas respiratorios y alergia ocasionada por el polvo que se desprende de la manipulación de los granos. "Uno espera que estos resultados puedan servir para las medidas correctivas en materia de legislación en cuanto a la ubicación de los silos", explicó el profesional, y acotó que "no sólo depende la distancia, sino que la ubicación de estos establecimientos debe estar ligada a la frecuencia de los vientos".
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